domingo, 20 de julio de 2008


Hoy pasado las 13.00pm tuve que afrontar una primera vez en un aspecto de mi vida: vivir la muerte de alguien a quien quería. Quizás hasta ahora (23.18pm) aún no asuma que en realidad no podré llamarla y conversar con ella de cada cosa que nos pasaban en el día, de cómo podíamos ayudar a otros, y sentir el cariño que jamás tuve de mis otras dos abuelas de sangre.
Esa mujer que hoy partió me hizo sentir algo que ninguna persona quiso llenar: amor de abuela. Fue un ejemplo de amor, quiero ser capaz de tener esas ganas de amar y entregar amor como ella.
Le agradezco todo lo que me dio, y también lo que no sabía que me había dado; esa es una de las cosas más hermosas que puede dejar y hacer alguien: hacer algo por alguien y llevárselo hasta la tumba. Ella lo hizo por mí. Y fue más que un motivo de llantos.
Hoy murió mi abuela, que fue un regalo de vida conocerla y que me haya querido cómo una nieta.

Y no podía no ofrecerle unas palabras aquí.
Francamente mis ganas hoy desaparecieron hasta nuevo aviso.

sábado, 19 de julio de 2008

Hola doc.

Hace unos días un doctor me dijo que de las personas que uno más recibía sorpresas eran de esos que siempre están ahí, de los amigos más cercanos y que en los únicos que se podía confiar a ciegas era en la familia. Si bien es cierto la “familia” (o la mía al menos) es de confiar a ciegas, por ellos se entrega todo (o yo por lo menos). Pero los amigos también. Confieso que sentí inseguridad cuando escuché ese comentario, y luego un cuestionamiento: ¿Me tocaría vivir eso en años más? En realidad cuando uno menos lo espera las decepciones llegan sin avisar (ya lo he vivido). Y sin querer juzgar, tampoco pongo por completo las manos al fuego por esos amigos. De todos me espero una decepción, porque todos son humanos, es así de simple. Se lo comenté a la persona con la que cultivo la amistad más larga y fuerte de mi vida, y me dijo: “¿En que podría yo sorprenderte? Y si hay algo, yo sé que jamás lo haré”. Me quedé callada y trataré de asumir para mí misma, que esa situación puede llegar, y es mejor pensar en cómo afrontarla que omitirla como un “nunca jamás”.
Entonces, ¿No se puede confiar en nadie? Y quizás nadie puede confiar en ti también. Es una ruleta, una rueda que no para de girar, a quién le toca caerse con el otro...le toca. Y ojalá que ambas partes sepan que hay que
entender, porque ahí está la clave de saber colocarse de pie o por lo menos sentir algo menos de dolor.

Que básico todo este escrito, es cómo un “Siempre lo supe”. Y casi todo lo que se escribirá aquí será así. Es más bien el recordatorio que te hace falta escuchar día a día, de algo que crees que “sabes”.
Creo que será eso, va tomando forma de forma en que no sé qué forma.

miércoles, 9 de julio de 2008

Ojos que no ven.

Después de muchos años de caminar por mi gusto de escribir, hoy me atrevo a comenzar hacer públicos mis textos. A destapar verdades, a contar de mi, de ellos, de ellas, del mundo, de todo.


Hay demasiado en la vida que entra por la vista. Y sin darnos cuenta, cuidamos muchas cosas y muy poca esa área. Durante muchos años han elogiado mis ojos, y hoy en día no me parecen ni la gran cosa, pero no es así. Ojalá fuéramos cómo los ojos algunas veces, ven pero no sienten y nos hacen sentir. No sienten frío, no sienten calor. Lloran por ti y contigo, y por ellos se lubrican. A veces no es ni necesario conocer que es lo que se está moviendo ahí dentro de tu cuerpo para ver cuan eficiente eres, si no que puedes mirar la mano también. Y aún así, algunos no consiguen unir esas cualidades para ser realmente eficientes en algo. No, hacen todo lo contrario: destruyen.
En cosas cómo esa, que suenan tan idiotas, la gente no puede pensar y agradecer (para los creyentes).



martes, 8 de julio de 2008

¡These words are my diary screaming out aloud!